Una experiencia inolvidable que gracias a Dios lo viví y lo sigo viviendo, desde el primer dia que entre a Vianca belle y logré ver el vestido que tenia pensado en mente; que emocionante, pero no lo elegí al momento, quería convencerme del todo, regresé y lo elegí. Ahí empezó mi experiencia con los entalles que cada dia que estaba citada era la ilusión de volver a ver el vestido y la espera de horas para poder entallar a mi cuerpo. Gracias a las chicas por la paciencia, siempre las recordaré como parte de mi felicidad, en si a todas las que forman parte de Vianca belle.
Febrero 2012